2a etapa:
 

El día 29 de mayo de 2021, tal como estaba previsto recorrimos la segunda etapa que comprende los dos
primeros afluentes del Ter: Torrente de la Portella de Mantet y Rio Orri.

De los dos coches con los que subimos, dejamos uno aparcado en el Pla de la Molina, donde teníamos previsto
finalizar la etapa y subimos con otro hasta el inicio de la etapa junto al hostal que hay en la confluencia del torrent de la Portella con el Ter. Seguimos el sendero que va junto al torrente que en parte es la ruta transpirenaica GR11 y en parte sigue hacia la reserva nacional de Pi i Mantet.

Durante la subida nos alegraron con su presencia varios grupos de isards (rebecos) que posiblemente se encaramaban hacia la reserva ubicada en Francia, ya que estos preciosos animales no entienden ni de fronteras ni de nacionalidades. Al poco rato llegamos al lugar de donde surge el agua y mas adelante ya es un torrente seco.

Desde la estación de esquí cruzamos ascendiendo hacia el Coll de la Marrana y después de cruzar un ventisquero
coronamos dicho collado. Un poco mas adelante hicimos varias fotos a los barrancos que constituyen la cabecera
del rio Freser que esperamos recorrer en la décima etapa.

Seguidamente coronamos la Coma d’Orri donde gozamos de unas magníficas vistas y de un tiempo espléndido
aunque al fondo se veían unos pequeños cúmulos que mas tarde se irían incrementando. En un bello prado muy cerca de la Coma d’Orri nos paramos a almorzar y poco después iniciamos la bajada por el valle del rio Orri donde volvimos a ver otro grupo de isards.

A una cota 100 metros mas baja que la Coma d’Orri vimos aparecer el primer agua del rio Orri que consistia en un pequeño chorro que surgía de la pared y que luego se iría alimentando de otras escorrentías a medida que íbamos bajando. Es una pendiente bastante fuerte pues en pocos kilómetros baja un desnivel de unos 1000 metros. La pendiente promedio del río Ter es de un 12% pero en los primeros tramos de su curso supera el 30% y se ven tramos donde salta el agua cuya pendiente supera el 100%. Cuando comienza a suavizarse el descenso
encontramos una antigua barraca de piedra refugio de pastores.

 

En el prado proliferaban flores de primavera, en su mayoría de color azul y amarillo. Mas abajo de esta cota comienza la vegetación arbórea mayoritariamente de abetos y algunos fresnos, y en el sotobosque proliferaban los rododendros. Es una delicia disfrutar de este paisaje y oír el retumbar del agua entre las piedras bajo los árboles. Como es norma para esta ruta del Aigua-Viva, en ningún momento nos separábamos del agua.

En la parte más angosta del valle venían a mi memorias los versos del inca Garcilaso de la Vega : “ Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas, verde prado de fresca sombra lleno, aves que aquí sembráis vuestras querellas...” El fastuoso porte de los árboles centenarios contrasta con el humilde aspecto de las plantas vivaces y sus efímeras florecillas.

Al poco rato confluimos de nuevo con el Ter y tras pasar por una pasarela de madera llegamos al final de la etapa.
Es una etapa corta pero no demasiado fácil por el desnivel de mas de 500 metros de subida y más de 1000 de bajada. Para compensar el promedio de 20 kilómetros programado, en las etapas mas llanas tendremos que incrementar algo esta distancia.

Después de tomar una foto del final de la etapa, nos
despedimos pensando en la tercera etapa donde
recorreremos el tercero y cuarto afluente.

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